Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales…
Pero después de su actuación, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. ¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco años, le pregunte a una profesora y la respuesta fue: “El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño. Cerré los ojos e imaginé al elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió. Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Ese elefante enorme y poderoso no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…
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Autor: admin
La salud mental en la maternidad
La salud mental maternal importa.
“Hace falta un pueblo entero para criar un niño”, reza un proverbio africano.
La maternidad implica un importante proceso de cambio en la vida de la mujer, que no sólo se limita a lo físico; conlleva una modificación en las rutinas, en el foco de preocupaciones, cambios en las prioridades e incluso en la propia conducta. Esto afecta no sólo siendo madre primeriza, sino que cada vez que se recibe un nuevo bebé.
Aparte de las bendiciones y buenos deseos que llegan asociados al nuevo miembro de la familia, hacen aparición algunos factores que pueden amenazar el bienestar emocional de la madre. Entre ellos, uno de los peores enemigos es el sentimiento de culpa. Éste se genera porque en nuestra sociedad actual las nuevas configuraciones familiares no son congruentes con el paradigma utilizado para juzgar el rol de la mujer en la crianza de los hijos. Bajo este parámetro, aún mantenemos arraigado el estereotipo femenino donde se responsabiliza sólo a la madre de la mayoría de las actividades asociadas al cuidado de los niños, manteniendo la figura del padre mayoritariamente como proveedor. Esto conlleva a que muchas mujeres sientan que el esfuerzo que realizan para estar presentes y cumplir de buena forma su papel nunca es suficiente, dando paso a inseguridades y pensamientos negativos de sí misma.
Cada año, el primer miércoles de mayo se conmemora el día Internacional de la salud mental materna, acto que tiene como objetivo poner el énfasis en la importancia del tema, así como promover acciones que a nivel gubernamental sean sumadas en esta cruzada. Es necesario que la sociedad comprenda que para establecer lazos de apego y vínculos sanos, es imprescindible que la madre esté bien, que se sienta bien consigo misma y a la vez tenga un autoconcepto positivo. Esto se verá favorecido en la medida que el cuidado de los niños se vea como una tarea en conjunto, donde se visualice un rol más activo del padre, así como también la solidaridad de la familia extensa, los amigos, educadores y, en fin, las tribus que conforman la red social de los padres. Es importante solidarizar más.
Pamela Castillo
Psicóloga, Asesora de Lactancia.
El Desafío de la Crianza Consciente
«Me avecino a escribir de este tema desde lo más profundo de mí, desde lo más profundo de mis satisfacciones, seguridades, valores, principios, quiebres y temores. Me atrevo porque mi pequeña Amparo me desafía a ser el mejor, aquí y ahora, acertando y a la vez continuamente errando, pero con amor profundo y consciente.»
Mientras uno de los temas de actualidad en boga estas últimas semanas es el proyecto de admisión justa que pretende impulsar este gobierno, que apuesta al retroceso en un camino hacia la igualdad a través de un proceso complejo y largo de medidas que busquen equidad social, me pregunto en qué parte de la discusión se reflexiona sobre el aprendizaje afectivo, valórico y emocional de los niños y niñas se Chile. Al parecer aquello se externaliza desde la línea educativa hacia el núcleo familiar, versus se extrapola desde las familias como una responsabilidad del sistema educativo. Creo que aún no existe un enfoque anticipatorio integral que incorpore el desarrollo emocional de nuestros niños y niñas como una corresponsabilidad social, así como lo académico, en donde el crecimiento biopsicosocial, cultura y espiritual sea una tarea compartida, con una planificación y ejecución positiva y consciente. Solo desde ese camino podríamos pensar en avanzar y transitar integralmente en el camino hacia el desarrollo de este país.
Hemos perdido la valoración de la crianza, en este contexto, la crianza desde el núcleo de la familia, y se ha mecanizado y estandarizado dejando proliferar la ansiedad, la inmediatez y la tecnología de manera desmedida. Hemos perdido la capacidad de sentir y pensar, sentir, pensar y reflexionar, y luego actuar… o actuar conscientemente, flexiblemente. Es aquí donde la Crianza Consciente cobra vital importancia hoy, que si fuésemos socialmente inteligentes haríamos de ella una política pública, pues aunque no se crea, de eso depende el desarrollo de este país e incluso la permanencia de la especie humana en este planeta.
La crianza consciente busca anteponer el apego, respeto y desarrollo afectivo como base del desarrollo integral del ser humano, sin dejar de lado el establecimiento de reglas y normas a través de técnicas propias del conductismo, pero sin castigo físico. Claramente el camino será más largo, porque este estilo nos invita a pensar, a detenernos a reflexionar acerca de nuestro criar, de cómo lo hicimos, de cómo lo estamos haciendo y de cómo lo podemos mejorar, pero teniendo claridad y convicción desde dónde y con qué propósito criamos.
De manera personal, desde que aterricé en la tarea de criar, tengo una convicción presente del “desde dónde” crío; desde el amor y afecto cuidando el ego, y con ello me refiero al yo; crio para mi hija y no para mí. Cuando mis estrategias educativas se conectan con emociones negativas es cuando visualizo que menos efectivo soy, por ejemplo, para calmar una pataleta; me siento con mayor tranquilidad y gratitud cuando me conecto con el momento presente, limito la tecnología y miro a los ojos a esa pequeña gran humana, y entiendo su mundo, o me permito ingresar a él, con su invitación de amor, sólo para contemplar siguiendo en el juego sus instrucciones.
Muchas veces he escuchado que la principal herencia que un padre le puede dejar a sus hijos es la educación, refiriéndose con ello a la educación tradicional. Desde mi punto de vista nuestra impronta y herencia debe ser la educación emocional, entregando herramientas de crecimiento afectivo y emocional que permitan a nuestros niños y niñas a reconocerse como seres humanos sujetos de derecho desde sus primeros años de vida. No se trata de no regular conductas inadecuadas como una pataleta o berrinche, sino, de empatizar, mirar a nuestros hijos o hijas a los ojos y proveerle palabras y conceptos que definan y describan lo que sienten; educarlos emocionalmente. Lo trascendental en el crecimiento es permitir la creatividad, la imaginación, el juego y proveer abrigo afectivo; querer, amar, besar, abrazar, contener y jugar… verán como en el jugar se repiten los patrones que nuestros hijos observan en nosotros.
Enseñar con respeto desde la primera infancia incluye el adoptar enfoques, como el enfoque intercultural promoviendo el respeto y comprensión empática de la historia de nuestros pueblos originarios y de los migrantes, haciendo inclusión y aceptación sin juzgar. Del mismo modo, criar consciente con lo social implica adoptar un enfoque de género en pro de una crianza no sexista y evitando estereotipos de género que sólo han generado una brecha de inequidad impactante y agresiva con las mujeres. Criar con enfoque de género es criar amando y respetando, dándonos cuenta del machismo presente en hombres y mujeres, y para ello hay que predicar y practicar.
Si nuestro foco estuviese puesto en que cómo criamos es cómo construimos el mundo que habitamos, haríamos de esta tarea una tarea trascendental en nuestras vidas; dedicaríamos más tiempo, haríamos de ese tiempo algo valioso con todos nuestros sentidos conectados a formar desde la inteligencia emocional entregando herramientas para que nuestros hijos e hijas puedan crecer en armonía consigo mismos, con sus pares y entorno, aportando positivamente en sus relaciones afectivas y sociales, siendo conscientes de sí mismos desde que hacen uso del lenguaje verbal y con ello propiciar este tipo de insights mucho antes que nosotros, en momentos en que ya nos hemos deformados profesional y socialmente, pudiendo descubrir el mundo de una manera distinta; más positiva, creativa, socialmente respetuosa, amable, optimista, inclusiva y solidaria.
Criar hoy tiene una cuota alta de responsabilidad y no es cuestionable. Debe ser positiva y respetuosa, biparental o uniparental, debe ser conjuntamente presente, activa y equitativa pensando en nuestros hijos e hijas, con autoobservación y reflexión, queriendo desde el pensamiento y desde la acción cultivar una nueva sociedad.
Ps. Claudio Rodríguez Cáceres
Asesor de Crianza
Director de Happy Papis
Instagram @happypapiscl
Soy adolescente 👀, ¡y nadie me entiende!🤷♀
La adolescencia es un período complejo, siendo una etapa de transición entre la niñez y la etapa adulta, compuesta por diversos cambios, tanto a nivel físico, cognitivo, como emocional.
Los padres pueden quejarse de que sus hijos no los escuchan, no se comunican y viven aislados en su habitación, y por otro lado, los adolescentes referir de sus progenitores que éstos no los entienden.
La adolescencia es la época donde se pone en cuestión lo establecido, y surgen los enfrentamientos de las normas impuestas a nivel familiar. Las habitaciones se acumulan de ropa, llegan y se van, sin saludar o despedirse, y las muestras de afecto se pueden transformar en algo terrible para ellos/as.
Las emociones del adolescente se vuelven turbulentas, pudiendo la rabia, la tristeza y el aburrimiento, ser estados que se suelen percibir a menudo y de manera muy cambiante. Son tantos cambios en sí, que ni el mismo adolescente parece a veces comprenderse.
A la vez, como padres, se siente como una etapa vertiginosa, de confusión, conflictos, y desacuerdos reiterados, donde la tarea que debemos interiorizar como principal, es comprender que nuestros hijos han ido creciendo, y hacernos partícipes de este proceso de cambio, siendo nuestros más grandes aliados la paciencia y la comunicación constante.
⚠ ¿Y cómo nos entendemos❓
A través del afecto, el interés hacia sus percepciones, ideas e intereses, y comprender junto a ello que el teñirse el pelo, vestirse de manera particular, o el escuchar cierto tipo de música, es parte del mismo desarrollo de la identidad.
Es importante‼
📌Darse el tiempo para escucharlos, respetando sus sentimientos y puntos de vista, independiente de nuestra posición,
📌 Aceptar su visión desde un punto de tolerancia, sin juzgar. Si tu hijo/a sabe que estas dispuesta/o a entenderlo, acudirá a ti cuanto tenga un problema.
📌Intenta ver sus cualidades, destacando lo positivo por sobre lo negativo. Critica un comportamiento, no una actitud, “que pena encontrar tu pieza desordenada”, es mucho mejor que, “eres tan desordenado”.
📌La adolescencia es una etapa llena de cambios, en la cual los hijos necesitan ser y sentirse acompañados, recibiendo la guía de sus padres para poder enfrentarse a todos esos cambios con autonomía.
📌 Como padres somos una figura clave que debe establecer límites y estar ahí para resolver sus inquietudes, formar, y como, no, negociar las normas igualmente.
📌No te embarques en una lucha constante e inútil, concéntrate en mantener una buena relación, porque en sí, todos fuimos adolescentes, y a pesar de ser una etapa dura, esta pasa…
Natalia Avaria
Psicóloga Clínica Infanto-juvenil
Amor, Confianza y Fidelidad; Vivir en Pareja hoy
Nos encontramos en una época de transformación o transición de las relaciones amorosas en la cual se redefinen conceptos como los de amor, confianza y fidelidad. Por un lado, observamos como la palabra “amor” se va desmarcando en el imaginario colectivo desde la “costumbre”, la “carga” o el “destino”, para configurarse como parte de una elección personal, desligada en gran medida de factores externos a la pareja, y sustentada en las cualidades personales, individuales, de sus miembros. Hoy podemos afirmar que la relación de pareja tiende a volverse, en algunos casos, un vínculo que se mantiene sólo en tanto brinda satisfacción emocional. En la actualidad las parejas buscan que la relación amorosa debe ser equilibrada y recíproca; que la unión puede romperse en la medida en que alguna de las partes no se sienta satisfecha; también realizan cierta reflexión sobre los vínculos que mantienen unida a la pareja y sobre su fortaleza; y suponen que la relación está fundamentada en un acuerdo y que se deben recompensar los esfuerzos realizados por el otro/a; asimismo, existe cierta disposición a mantener la relación por decisión más que por “inercia”. Ninguna relación es totalmente desinteresada y todas se mantienen en tanto que sus miembros aportan algo. Por otro lado, resulta importante hacer un apunte sobre la forma en que los miembros de las parejas demuestran afecto y se satisfacen emocionalmente, ya que la demostración de afecto y la preocupación por el otro se expresa de diferentes maneras y en diversas dimensiones según los distintos contextos; No se enfoca netamente a un “conocer al otro”, desde la apertura mutua o la relación pura. Estas prácticas no tienen que ser necesariamente las que las parejas siguen en la vida cotidiana ni su forma ideal de intimidad. Muchas personas visualizan su relación en términos de complementariedad. El compartir roles y responsabilidades dentro de una relación de pareja apunta al trabajo colaborativo en pos de construcción y logro de sueños y objetivos, es decir, se trabaja para la familia, uno/a cuida la casa para un otro/otra y para su familia, lo que puede ser en sí mismo un acto de amor.
PS. José Luis Rojas
Terapeuta de parejas, adultos y adolescentes
¿Niños/as Manipuladores?
Es muy frecuente escuchar en voz de los adultos:
“Mi hijo o hija me manipula, sabe que si hace eso (llorar, gritar, patalear) tendrá lo que quiere de mí”.
Para nuestra sorpresa y alivio no es así, LOS NIÑOS/AS NO MANIPULAN‼, desde que nacen están constantemente buscando la forma de relacionarse con su mamá, con su papá o con la persona que cuida de ellos, con el fin de obtener protección o consuelo. Es esperable que una madre, padre o cuidador importante no sepa qué es lo que necesita un bebé durante los primeros meses de vida, es por ello que es natural que ese bebé use distintas formas como llorar, mirar, aferrarse, entre otras, para expresar sunecesidad y atraer la atención de su cuidador. Entonces, a medida de que el niño o niña comunica y el adulto significativo responde, él/ella va aprendiendo que su conducta provoca una respuesta específica, por ejemplo el bebé llora, la madre lo toma en sus brazos, lo consuela y el bebé va aprendiendo que puede contar con esa persona cuando lo necesite. Esto es una forma saludable de relación del niñ@ con su madre, padre o persona que lo cuide, el bebé y luego de niñ@,necesita saber cuán disponible está ese adulto para él/ ella, poniendo a prueba esa disponibilidad en momentos difíciles para el niñ@, precisamente donde necesita ayuda para entender lo que le pasa y poder calmarse, esto sólo se logra si como adultos podemos regular nuestra conducta y actitud hacia el niñ@, a una manera más amorosa y predecible en el tiempo.
Como adultos debemos intentar ver lo que realmente está sucediendo con nuestros niños a nivel emocional, debemos evitar ver las expresiones emocionales de forma negativa, porque este comportamiento que a veces no nos hace sentir cómodos, es la única manera de que nuestros niñ@s puedan darnos a saber lo que les está pasando. Esto es una actitud que podemos ir trabajando a diario, no se trata de hacer más cosas, pero sí de hacer esas cosas de forma sincera y respetuosa, pensando en qué nos querrá comunicar nuestr@ hij@ y qué espera y qué necesita de nosotros como adultos protectores.
Ps. Lilian Urrutia
Psicóloga Clínica